Recientemente leí un artículo de McKinsey que definía al CEO como el “Director de Resiliencia”. Y lo entiendo. Hoy en día, ser CEO significa ser un poco líder, un poco terapeuta, un poco vidente y un poco bombero… todo ello mientras intentas no derramar el café sobre el teclado. Otra vez. Pero ¿la resiliencia? Es una habilidad de supervivencia.
En Simms & Associates, no fomentamos la resiliencia aguantando el chaparrón en solitario. La construimos empoderando a nuestra gente, eliminando obstáculos y creando espacios para la alegría, incluso en medio del caos. Si los CEOs deben ser algo, yo diría que no somos solo responsables de la resiliencia—somos Directores de Empoderamiento.
El mundo no escasea en desafíos. Pero la pregunta que me hago no es: “¿Cómo dirijo este barco en medio de la tormenta?”, sino: “¿Cómo me aseguro de que la tripulación se sienta fuerte, reconocida y apoyada para navegar conmigo?”
El liderazgo actual no va de tener todas las respuestas
Atrás quedaron los días en los que ser CEO significaba tener la voz más potente o el plan estratégico más pulido a cinco años vista. Hoy, liderar implica crear un entorno en el que las personas se sientan seguras para expresarse, cometer errores y volver a intentarlo. Así es como se construye la verdadera resiliencia: desde dentro hacia afuera.
¿Quieres adaptarte al cambio? Empieza por la confianza. Por la claridad. Por tratar a las personas como adultos que realmente se implican (porque lo hacen—si les damos un buen motivo).
El empoderamiento es resiliencia
No puedes “reponerte” de los tiempos difíciles si trabajas en una cultura donde nadie puede pensar por sí mismo ni cuestionar lo establecido. La burocracia no construye resiliencia. Las personas sí. Y cuando tienen el poder de tomar decisiones, resolver problemas y construir el futuro, suceden cosas extraordinarias.
En S&A no nos interesan las reglas rígidas ni el control jerárquico. Apostamos por la cocreación, la autonomía y por elevarnos mutuamente—porque los equipos de alto rendimiento no nacen del miedo; se cultivan a través del propósito y la posibilidad.
Cuidar no es algo blando
Todavía hay líderes que se incomodan cuando se habla de felicidad en el trabajo—como si fuera un lujo opcional al que recurriremos cuando “lo importante” esté hecho. Pero la verdad es esta: las personas felices toman mejores decisiones. Colaboran mejor. Innovan más rápido. Y sí, se recuperan con más fuerza.
La resiliencia no es tener siempre el control. Es saber que alguien te respalda. Es sentirse visto. Es trabajar en un lugar donde puedes mostrarte tal cual eres—con tus arrugas de tanto reír y tus extraños hábitos alimenticios incluidos.
Entonces, ¿cuál es el verdadero trabajo de un CEO?
Para mí, es sencillo: crear las condiciones para que las personas puedan prosperar. Eso significa:
- Dejar atrás el complejo de héroe, no se necesita un salvador solitario; se necesita alguien que escuche.
- Humanizar la estrategia, menos sobre “entregables” y más sobre por qué importa lo que hacemos.
- Liderar con alegría, no solo con tenacidad, porque el humor puede ser la habilidad de liderazgo más infravalorada.
En Simms & Associates no solo creamos soluciones empresariales. Creamos lugares de trabajo que funcionan para las personas. Y eso requiere resiliencia, sí, pero también confianza, afecto y voluntad de evolucionar. No siempre lo hacemos perfecto (¿quién lo hace?), pero seguimos aquí. Porque cuando nuestra gente prospera, nuestro negocio también.
¿Eso me convierte en CEO de Resiliencia? Vale. Pero, si me preguntas, yo prefiero CEO de la Alegría.
Lideremos con corazón, no con promesas vacías. Porque las personas felices no solo hacen crecer tu negocio—ellas son tu negocio.
Con cariño,
Amanda